Evitar lo inevitable: Oxidarse

El oxígeno es esencial para la producción de energía y poder satisfacer las necesidades vitales de nuestras células. Mediante las respiración aerobia somos capaces de oxidar combustibles (en nuestro caso los nutrientes) y producir moléculas energéticas (como el ATP). Los productos finales de esta oxidación son el dióxido de carbono (CO2) y el agua. Pero si esta oxidación se realiza de una manera anómala o incompleta se generan moléculas reactivas muy tóxicas denominadas radicales libres, que son, según trabajos clínicos contrastados, la causa de muchas enfermedades crónicas (cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades degenerativas, cataratas,…).

Habitualmente, en la práctica del ejercicio físico, nuestro cuerpo forma radicales libres que se podrían definir a nivel popular como unas moléculas que se han desestabilizado y necesitan de otras para volver a su actividad habitual.

Las sustancias que ayudarán a volver a estabilizar estas moléculas son los antioxidantes. Los antioxidantes no los obtenemos de forma exógena únicamente (es decir, de la dieta o suplementos) sino que el organismo dispone de una serie de sistemas de defensa con carácter antioxidante que actúan siempre que se produce una acción oxidante. Cuando la agresión supera a las defensas se produce lo que se denomina “estrés oxidativo”.

Además, una mala planificación nutricional también favorecerá esta acción pro-oxidante de nuestro organismo: un exceso en proteína, déficit en hidrato de carbono, mala hidratación, etc.

Existe un momento en el que el cuerpo es incapaz de crear suficientes antioxidantes para contrarrestar estos residuos tóxicos. Eso ocurre cuando el volumen y/o intensidad del ejercicio es muy elevado, como en épocas competitivas. Es entonces cuando se necesita aportar antioxidantes de forma externa, mediante la alimentación o, incluso, suplementación. Pero antes de suplementar, es ideal intentar cubrir los niveles de antioxidantes que nuestro organismo necesita mediante alimentos naturales que sean ricos en ellos y incorporarlos de forma habitual a nuestra alimentación diaria.

Todo esto nos forma una idea de la importancia de la alimentación en el balance de la oxidación, ya que de ella depende en gran medida que el estrés oxidativo sea mínimo, o que nuestro organismo sea capaz de disponer de una eficaz defensa contra los procesos de oxidación celular derivados del ejercicio físico.

En otoño, encontramos gran variedad de alimentos con altas propiedades antioxidantes y valor nutricional. Os dejo este vídeo con alimentos de temporada:



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